La fidelidad

LECCIÓN 47

EL PRINCIPIO DE LA FIDELIDAD 

TEXTO BÍBLICO BÁSICO
“Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel” (1ª Cor. 4:2).

VERDAD CENTRAL
A cada uno de nosotros Dios ha confiado un bien para que administremos; somos Sus mayordomos y debemos serle fiel, sabiendo que la fidelidad y lealtad son principios vitales para una vida de bendición y de victoria.

LECTURAS BÍBLICAS RECOMENDADAS
Deut. 13:4; Núm. 32:11,12; Sal. 12:1; 31:23; 78:8; 101:6,7; Neh. 13:13; 1ª Cor. 4:1,2; Luc. 16:11,12 

INTRODUCCIÓN 
A través de esta lección entenderemos la importancia de la fidelidad a las personas con quienes hemos pactado, y la lealtad a la institución a la cual pertenecemos. Nuestros ojos espirituales serán abiertos para que comprendamos que no se puede ser fiel a Dios siendo infieles a los hombres y a las instituciones terrenales. Aprenderemos lo que significa ser realmente fiel, y seremos redargüidos por el Espíritu Santo a practicar este principio como valor imprescindible para una vida victoriosa tanto en lo espiritual como en todos los aspectos. Veremos además la relación que hay entre fidelidad y otras virtudes, también estudiaremos la diferencia entre la fidelidad condicional y la absoluta. Finalmente trataremos sobre las recompensas de la fidelidad y el trato de Dios con aquellos que no le son fieles.  

I. LA IMPORTANCIA DE LA FIDELIDAD
La fidelidad es un factor de suma importancia para todos aquellos que desean ser bendecidos por Dios y tener éxito en la vida. A continuación se muestra cinco razones porqué la fidelidad es importante:

1. La fidelidad evita la crisis institucional 
Hoy día hay más escasez de fidelidad y lealtad que de cualquier otra cosa, y esa es justamente la causa principal por la que algunos hogares y las iglesias muchas veces entran en crisis. El salmista dijo: “Sálvame oh Dios porque se acabaron los fieles” (Sal. 12:1). El propio Dios en el cielo (Is. 14:12-15; Luc. 10:18; 2ª Ped. 2:4) y Cristo en la tierra fueron víctimas de la falta de sinceridad, que es la raíz de la infidelidad (Mat. 15:8:26:47-50). Por eso la Biblia dice que Dios busca personas fieles y de conducta intachable para que le sirva, y dice más: “El que usa de engaño no permanece dentro de mi Casa” (Sal. 101:6,7 Versión Almeida y Corregida). La infidelidad es tan cruel y maligna que hace cualquier institución fracasar. La infidelidad es una cuestión de conducta personal, sin embargo creemos que es posible lograr cambios en la vida de las personas por medio de la oración y la enseñanza. 

2. La fidelidad garantiza el éxito del equipo 
Cualquier equipo, ya sea la familia, la iglesia o el trabajo, necesita personas fieles para garantizar su éxito. La infidelidad es la principal causa de divorcios en los hogares, contiendas en las empresas, y divisiones en las iglesias. Nadie consigue ser fiel mientras ande guiado por la vieja naturaleza. El único que es capaz de conducirnos en plena fidelidad y lealtad es el Espíritu Santo (Gál. 5:16ss).

3. La fidelidad garantiza la confianza 
La fidelidad tiene un valor incalculable, de modo que cada persona debe cultivarla en el día-a-día, y hacer todo lo posible para no perderla. Una persona fiel es digna de confianza, pero nadie es capaz de confiar en quien es desleal (Prov. 11:13; 20:19). La fidelidad habla de nuestra reputación moral, y es importante saber que ésta vale más que la plata y el oro del mundo entero (Prov. 22:1). 

4. La fidelidad conserva la amistad para toda la vida 
Las personas que son fieles y leales, son dignas de confianza, porque no andan con astucia ni con chismes, pues la Biblia dice claramente que el chismoso separa a los mejores amigos (Prov. 16:28). ¿Has visto personas cuya amistad es superficial o de corta duración? Eso habla mucho de la conducta y la personalidad de la persona; pero quien es fiel conserva sus amistades para toda la vida. 

5. La fidelidad garantiza la bendición de Dios 
En la Palabra de Dios no encontramos ninguna promesa de bendición para los infieles y desleales, sino sentencia de castigo; en cambio para los fieles y leales hay muchísimas promesas en las Escrituras. Una de ellas está en Proverbios 28:20 cuando dice: “El hombre fiel recibirá muchas bendiciones”. Durante el estudio de esta lección encontraremos muchas otras promesas. 

II. CARACTERÍSTICAS DE LOS FIELES 
Todo en este mundo tiene una marca que lo distingue de otra cosa; lo mismo sucede con las personas. ¿Cómo se distingue una persona fiel de una infiel? Por las siguientes características: disciplina, temor a Dios, obediencia, servicio, humildad, sujeción, sinceridad, entre otros.

1. Disciplina, perseverancia, temor a Dios, obediencia y servicio
Uno de los principales problemas del ser humano es la falta de disciplina, y ésta es sumamente necesaria para quien desea servir a Dios. Jesucristo dijo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo tome su cruz y sígame” (Luc. 9:23). Seguir a Cristo requiere disciplina, perseverancia, temor a Dios, obediencia y servicio (Lea Deut. 13:4; Sal. 101:6,7).

2. Humildad
David fue un gran ejemplo de humildad, fidelidad, lealtad y servicio junto a su líder, y Dios lo bendijo en gran manera (Lea 1º Sam. 22:14). Para ser grande primero hay que ser pequeño; para ser honrado primero es necesario ser humilde; para ser maestro, primero debes ser discípulo, para ser líder, debes honrar a sus líderes, siéndoles fieles. Dios siempre honra y promueve a los fieles, pero ¿Por qué no hace lo mismo con los infieles y desleales, que por cualquier cosa abandonan a su pastor y se autonombran pastores? Simplemente porque la infidelidad es un principio satánico.

3. Sujeción 
La fidelidad es producto de la sujeción de alguien a otra persona o norma, que en forma de reglamento o ley establece ciertos principios que requieren disciplina y constancia (Ef. 5:21). La falta de fidelidad y lealtad revelan la ausencia de disciplina, lo que es propio de personas egoístas, que andan buscando complacencia, y por no tener la capacidad de sujetarse y obedecer, rompen el pacto. Esa actitud ha llevado a muchas iglesias a vivir en conflictos constantes. Si queremos la bendición de Dios, debemos aprender el principio de la fidelidad y practicarlo por medio de la sujeción.

4. Sinceridad 
La sinceridad es la característica más notable de una persona fiel. Ser sincero significa ser transparente, íntegro, confiable, irreprochable y de personalidad firme, capaz de permanecer leal a un pacto o compromiso para toda la vida. Sólo un creyente verdaderamente nacido de nuevo, es capaz de cultivar esa característica. Nuestras iglesias necesitan más personas fieles (Mat. 5:37; 15:8; Flp. 1:10; 2:14,15; Col. 3:22). La infidelidad genera deshonra en el Cuerpo de Cristo, y como consecuencia impide que las almas vengan al arrepentimiento y el conocimiento de la verdad.

III. LA RELACIÓN ENTRE LA FIDELIDAD Y OTRAS VIRTUDES 
La fidelidad es una virtud que nunca está sola, sino que siempre anda junta con muchas otras, como lo veremos a continuación. 

1. La fidelidad está relacionada con la santidad 
Las Escrituras nos exhortan a que seamos imitadores de Dios (Ef. 5:1), y nos indica que la única manera es viviendo en santidad (1ª Ped. 1:15,16), y consecuentemente quien es santo es fiel, pues la Biblia nos demuestra que hay una gran relación entre la santidad y la fidelidad (Lea Ef. 1:1; Col. 1:2). La mejor evidencia de fidelidad es cumplir lo que promete (Mat. 5:37), porque Dios abomina quien rompe el pacto (Mal. 2:10; Lea más Prov. 6:16-19).
 
2. La fidelidad está relacionada con la conducta y la honestidad 
Ser, o no ser fiel, es una cuestión de conducta, y en este particular está bien relacionada con la honestidad, la sinceridad y el equilibro (Lea 1ª Tim. 3:11). La iglesia de hoy necesita esta virtud, y los líderes y maestros debemos hacer bastante hincapié en esto, aunque hay muchos que no aprenden por más que se les enseñe. Sin embargo creemos en milagros, creemos que Dios puede obrar un cambio en la vida de aquellos que no consiguen ser fieles. 

3. La fidelidad está relacionada con la conducta y el testimonio
Ser fiel significa ser honesto, sincero, leal, y capaz de dar un buen testimonio delante de Dios y de los hombres (Tito 2:10). Por consiguiente quien es infiel, es capaz de robar o hacer cualquier otra cosa que ponga la doctrina de Dios en descrédito ante los ojos del mundo. 

4. La fidelidad está relacionada con la madurez
La madurez es la capacidad de raciocinar e interpretar las cosas correctamente, juzgar con sano juicio, discernir entre el bien y el mal, tener paciencia ante las situaciones difíciles, soportar las debilidades de los demás, amar aunque no sea amado, querer aunque no sea querido, disimular las ofensas, ser altruista, dar sin esperar nada a cambio; pero la principal evidencia de la madurez de una persona es la fidelidad a los demás y la lealtad a los compromisos (Mat. 5:37). La madurez es demostrada en el hablar (Lea 1ª Cor. 2:6); en la capacidad de recibir alimento sólido y correcciones (Lea Heb. 5:14), y en la idoneidad para enseñar a otros (Lea 2ª Tim. 2:2). La única manera de que los miembros de una iglesia le sean fieles a su pastor y leales a su congregación es alcanzando primero la madurez. 

5. La fidelidad está relacionada con el llamado para el ministerio 
La primera cosa que debemos observar aquí, es que ser un ministro del evangelio no es una cuestión de gusto o un simple deseo pretencioso, sino un llamado de Dios (Rom. 9:16; Heb. 5:4); la segunda, es que Dios se agrada de quien es fiel (Lea Núm. 12:7; Heb. 3:5; 1ª Tim. 1:12). De acuerdo con estas referencias la fidelidad es la virtud que más agrada a Dios, y ésta es demostrada a través de un espíritu manso, humilde, sumiso, servicial y perseverante. Quien no tiene estas características no puede decir que fue llamado por Dios para el santo ministerio. Un obrero de Cristo no debe ser infiel (Lea 1ª Cor. 4:1,2).

6. La fidelidad a Dios está relacionada con la fidelidad a sus líderes terrenales
Nuestro comportamiento para con Dios es demostrado a través de nuestro comportamiento para con los humanos. Quien no honra a sus padres, tampoco honra a Dios, quien no obedece a las autoridades terrenales, tampoco obedece a Dios; quien no se sujeta a sus líderes tampoco se sujeta a Dios, quien no ama a su hermano tampoco ama a Dios; de igual forma quien no es fiel a sus mentores espirituales, ni leales a su iglesia local, tampoco lo es a Dios. La fidelidad dignifica la persona y la hace importante. Un notable ejemplo de eso es Josué, el servidor de Moisés; él fue fiel a su líder terrenal, y por lo tanto fiel a Dios, quedando en la historia como un hombre sincero, leal, obediente, perseverante, servidor, humilde y un gran líder bendecido por Dios (Lea Jos. 14:8,14). 

7. La fidelidad está relacionada con la humildad y la honra
Todos queremos ser honrados, respetados y tratados con dignidad, y a veces pensamos que hasta merecemos eso por nuestra edad, grado de instrucción o posición laboral. Nada de eso es garantía para recibir honra. El que quiere ser honrado debe ser humilde, sumiso, obediente, servicial y sobre todo fiel a sus líderes y leal a la causa que le ha sido encomendada. El texto bíblico nos revela cual fue la conducta de David como siervo, y la forma como Dios lo bendijo (1º Sam. 22:14). Dios no tiene ningún compromiso con los desleales, pero bendice grandemente a los de conducta fiel. Cuando un infiel hace carrera, aparentando una supuesta bendición y aprobación de Dios, es pura fachada, su éxito es de corta duración, porque tarde o temprano se desploma (Lea Jer. 49:15,16; Abd. 1:3,4). Dios es fiel, y jamás concede honra a quien le deshonra. 

8. La fidelidad está relacionada con el compromiso 
En el capítulo 9 de Nehemías los hijos de Israel reconocieron el castigo de Dios sobre ellos, por causa de su infidelidad. Luego en el verso 38 ellos asumen un compromiso de fidelidad. Los creyentes de hoy deberíamos aprender del cuaderno ajeno, es decir, de las experiencias amargas que otros han pasado a causa de sus pecados de infidelidad y deslealtad. Nadie puede servir a Cristo sin disciplina, obediencia, resignación y compromiso. Jesús dijo: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mat. 16:24; Mar. 8:34; Luc. 9:23). Esto nos habla de autodisciplina y del deber de crucificar su propia voluntad, sus deseos y sus instintos. Sin sumisión a la voluntad de Cristo no puede haber fidelidad, porque tampoco hay compromiso. Los miembros de la iglesia deben practicar la autodisciplina, y los líderes deben cautelosamente cuidarse de aquellos que no tienen compromiso, porque son propensos a cometer traición y deshonrar a los ministros. 

9. La fidelidad está relacionada con la salud 
De acuerdo con Proverbios 13:17 la fidelidad está relacionada con la salud (Lea la cita). La palabra salud aquí tiene tres aspectos: física, moral e institucional. 
a) Física 
Los líderes y especialmente los pastores tienen serios problemas de salud, estrés, desgaste físico y envejecimiento prematuro. ¿Cómo se explica eso? La actitud poco responsable y la incomprensión de los dirigidos infieles y desleales, deterioran la calidad de vida de aquellos que se entregan por completo a servirlos. Si los miembros de iglesias fueran menos religiosos y más espirituales, también serían más disciplinados, constantes, fieles y leales, y por supuesto, los líderes tendrían mejor salud. 
b) Moral
Otro aspecto de la salud que proporciona un miembro fiel a sus líderes es en cuanto a la moral. Los fieles promueven la moral tanto de su líder como de la institución a que pertenecen. En cambio los infieles sólo denigran y difaman la iglesia de Cristo, causando tropiezo para que la obra no crezca y para que las almas no se arrepientan. 
c) Institucional
El mensajero infiel, es decir, el miembro murmurador perjudica la salud en todos los aspectos, incluso daña la propia institución como tal. Un miembro fiel, ama a su iglesia, ama a su pastor, y aunque no esté de acuerdo con él en cuanto a sus proyectos y metas, o incluso su forma de ser o de hablar, se somete por obediencia a Cristo. La iglesia es una institución, y quien le es infiel deteriora su buen desarrollo, causando molestias, dolencias y fracaso. Seamos más fieles a nuestros pastores y leales a nuestra institución, para que tengamos la bendición de Dios. 

10. La fidelidad está relacionada con la prudencia y el servicio 
De acuerdo con las palabras de Jesús, ser fiel significa ser prudente y servir (Lea Mat. 24:45; Luc. 12:42). Esto nos indica que quien no es fiel es imprudente y no sirve (Lea Rom. 16:17,18). Dios jamás confía entregarle un patrimonio de gran valor a un mayordomo irresponsable (Luc. 16:2). La única manera de que agrademos a Dios por medio de nuestro servicio, es siéndole fieles en todo. 

11. Aspectos generales sobre fidelidad 
Sólo sirve quien es fiel (Sal. 101:6,7). Quien no es fiel en lo material, tampoco lo es en lo espiritual (Luc. 16:11,12). La fidelidad requiere propósito y permanencia (Hch. 11:21-24). Para ser sacerdote hay que ser fiel (1º Sam. 2:35; 3:20). Dios escoge a quien es fiel para grandes propósitos (Neh. 9:7,8; Heb. 5:4). La fidelidad es contraria a la rebeldía (Sal. 78:8). La fidelidad es contraria al chisme (Prov. 11:13). Así como hay hermanos falsos también hay hermanos fieles (Gál. 2:4; 2ª Cor. 11:26; 1ª Tim. 1:20; 2:17; 2ª Tim. 4:10; 1ª Cor. 4:17; Ef. 6:21; Col. 1:7; 4:9).

IV. DIOS DEMANDA FIDELIDAD DE NOSOTROS 
Dios es absolutamente intransigente con la infidelidad, y sólo recibe el servicio y la ofrenda de quienes le son fieles (Mal. 2:10,13). Todos aquellos que proceden con una conducta semejante a Esaú, al rey Saúl y al apóstol Judas Iscariote serán rechazados por Dios. ¿En qué debemos ser fieles a Dios?

1. Fidelidad en la oración 
Fidelidad es constancia o perseverancia; es no desistir nunca, pese a los obstáculos. Jesús nos enseña a ser perseverantes en la oración (Luc. 18:1-8), y la Iglesia primitiva fue victoriosa por poner en práctica esta enseñanza (Hch. 1:14; 2:42). El apóstol Pablo recomendó a los creyentes: “Orad sin cesar” (1ª Tes. 5:17). Muchos creyentes no son más bendecidos porque no son fieles en la oración. Dios considera una infidelidad que alguien comience a orar por un asunto y luego desista antes de recibir la respuesta. 

2. Fidelidad en las obras 
Moisés sabía que los hijos de Israel pronto cambiarían de actitud y dejarían de practicar la obediencia. Sabía que ellos eran religiosos, es decir, no eran fieles en las obras, sino inconstantes (Lea Deut. 31:29). Lo mismo acontece hoy con la mayoría de los cristianos; comienzan bien y terminan mal, imitando a Saúl, y a Judas Iscariote (Lea Apoc. 2:5; 3:2; Mat. 5:16; 16:27). 

3. Fidelidad en el testimonio 
Dios espera de nosotros fidelidad en todos los aspectos, incluso en el testimonio personal como cristianos. Cualquier actitud o conducta pecaminosa que ocasione debilidad y caída de otros, o estorbe la salvación de las almas por causa de nuestro mal testimonio, es considerada infidelidad ante los ojos de Dios (Lea Luc. 17:1,2).

4. Fidelidad en la familia 
De acuerdo con las palabras del Apóstol Pablo en 1ª Timoteo 5:8 cuando un padre no provee lo necesario para su familia es un infiel ante los ojos de Dios. De este modo nos queda evidente que la fidelidad es demostrada a través de la responsabilidad. En el hogar la mujer es responsable por mantener la paz y la armonía (Prov. 14:1), mientras que el hombre es responsable por proveer el sustento. En todos los casos fidelidad es sinónimo de responsabilidad. 

5. Fidelidad en la iglesia 
El cristiano verdadero posee un real sentido de responsabilidad y lo demuestra siéndole fiel a su pastor y leal a la iglesia donde Dios le plantó. La fidelidad a la iglesia local agrada a Dios y es causa de grandes bendiciones, porque la persona fiel demuestra madurez, amor al prójimo, capacidad para perdonar y/o disimular las ofensas, y soportar unos a los otros. La falta de fidelidad en un creyente lo arrastra a la dureza de corazón, resistencia al Espíritu Santo y a la apostasía (Heb. 3:8; 5:12; 6:4-6; Ef. 4:30).  

6. Fidelidad en las finanzas 
Dios estableció varios principios para que sus hijos mantengamos una íntima comunión con Él. La colaboración financiera a través de los diezmos, ofrendas y primicias es un principio por el cual demostramos a Dios que le somos fieles (Mat. 25:21,23; Luc. 16:10). Quien no es diezmista ni colabora con sus ofrendas en la iglesia local no puede decir que es fiel a Dios, porque entonces estaría mintiendo (Mal. 3:8-11). Ser fiel en las finanzas es ser íntegro, es no dar el diezmo mocho, es entregarle al Señor todos los diezmos, también es dar el diezmo de todo, como manda la Palabra. Recuerde que la fidelidad anda junto con la integridad, la obediencia y la fe. Quien dar apenas nueve por ciento llamando eso de diezmo, no es fiel, ni obediente; y quien no ofrenda no ama a Dios, porque una forma de demostrar nuestro amor por Dios es ofrendando para Su obra. La fidelidad anda junto con el amor.

7. Fidelidad en la administración de lo sagrado  
La palabra administración no se refiere únicamente a las finanzas; tiene un sentido más amplio, se refiere a todos los oficios que se pueda desempeñar en la Casa de Dios, para los cuales es imprescindible tener una conducta irreprochable. En 1ª a los Corintios 4:1,2 el Apóstol Pablo dirige la palabra específicamente a los obreros del evangelio y dice: “Por tanto, que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel”. Una persona infiel no es digna de tener un cargo en la iglesia, ya sea en la tesorería, en el púlpito, en el liderazgo, o cualquier otro. Si no es fiel no merece confianza; y recuerde que la fidelidad a Dios es demostrada a través de la fidelidad a sus líderes terrenales.

8. Fidelidad en los compromisos 
En Mateo 5:37 Jesús dijo: “sea vuestro hablar: "Sí, sí” o “No, no", porque lo que es más de esto, de mal procede”. Esto nos habla de fidelidad en los compromisos. El problema principal en algunos cristianos de hoy es que no tienen palabra. Ya no es como antes, que los creyentes eran considerados personas serias y dignas de confianza, capaces de empeñar su palabra en algún trato y cumplirla al pie de la letra. Hoy la fidelidad en los compromisos está casi obsoleta. En lo secular, toman prestado y no devuelven, compran fiado y no pagan, prometen y no cumplen, con la boca dicen que sí, y con el corazón dicen que no. En los asuntos espirituales son más incumplidores todavía, cuando llevan sus hijos para ser presentados en la iglesia, prometen criarlos en la doctrina del evangelio y darles un buen testimonio, y de pronto dicen: “mis hijos, vámonos de la iglesia porque el pastor no nos agrada”; en las aguas del bautismo prometen fidelidad a Dios, a la iglesia local y a sus líderes, y de pronto se enojan y se van; en una consagración (unción) ministerial prometen fidelidad y dentro de poco desisten y pisotean lo prometido. En el matrimonio, prometen ser fiel a su pareja durante toda la vida, y de repente el hombre está con los ojos puestos en otra mujer que le parece más bonita, y la esposa con los ojos puestos en otro hombre, que le suele ser perfecto. Simplemente no cumplen lo que prometen. Es por eso que la familia, la iglesia y la sociedad muchas veces pasan por crisis desastrosas. La fidelidad trae bendición para todos.
9. Fidelidad en el sufrimiento 
A través del sufrimiento Dios prueba nuestra fe y nuestra fidelidad a Él. El patriarca Job fue probado por Dios en todo y fue hallado fiel (Job 2:9,10; 19:25; 42:10), y quien es fiel lógicamente será bendecido (Prov. 28:20 RV-1995). El sufrimiento es un instrumento de prueba, y quien no es capaz de permanecer fiel durante la prueba, está reprobado por Dios, pues Su bendición es para los perseverantes. 

10. Fiel hasta la muerte 
La expresión: “sé fiel hasta la muerte” quiere decir, fidelidad absoluta, si tenemos que sufrir por amor a Cristo, sufriremos, y si tenemos que morir por causa de nuestra fe, no desistiremos. Cristo fue fiel a nosotros en el Calvario, nosotros le seremos fiel a Él hasta el final. Quien muere fiel a Cristo recibirá la corona de la vida (Apoc. 2:10). 

V. TIPOS DE FIDELIDAD 
Antes de ver los dos tipos principales de fidelidad, es importante notar que la Biblia relaciona la fidelidad con la misericordia y la verdad y nos da a entender que la infidelidad está relacionada con la falsedad y la mentira (Compare Prov. 3:3,4 con Is. 28:15). Para entender lo que Dios espera de nosotros vamos analizar la diferencia entre fidelidad condicional y fidelidad absoluta.

1. Fidelidad condicional (la de Jacob) 
En Génesis 28:20-22 tres veces Jacob usa el condicional “sí”. Él dice que si Dios le concede su deseo él le será fiel, le dará el diezmo de todo y le servirá. En otras palabras, si Dios no le responde tal como él está pidiendo, no le será fiel. Esta no es la fidelidad que Dios espera de nosotros. Dios es y siempre será fiel, aunque nosotros seamos infieles, Él permanece fiel. Él no puede negarse a sí mismo (2ª Tim. 2:13).

2. Fidelidad absoluta (la de Habacuc) 
Dios espera de nosotros fidelidad absoluta. Dios muchas veces nos prueba para ver hasta qué punto le somos fieles, hasta donde somos perseverantes, o hasta qué punto somos firmes en la fe. Lea atentamente en su Biblia las palabras del profeta (Hab. 3:17-19), en plena demostración de fidelidad absoluta al Dios que provee todas las cosas, y que bendice después de la prueba. Cristiano que no es capaz de ser fiel en medio de las pruebas, no lo será en ninguna circunstancia, pues no se puede demostrar fidelidad cuando todas las cosas nos van bien. Quien es fiel solamente cuando todo está bien, simplemente no es fiel.

VI. LAS RECOMPENSAS DE LA FIDELIDAD 
La Biblia está llena de promesas de Dios para nosotros, una de ellas es recompensar nuestra fidelidad. Si los cristianos pensaran mejor en la manera como Dios recompensa a los fieles, ningún miembro de iglesia seria desleal e ingrato. 

1. El hombre fiel recibirá muchas bendiciones 
Esta expresión “hombre fiel” de la RV-1995 en Proverbios 28:20 se traduce por “hombre de verdad” en la RV-1960, dando la connotación de que los hombres infieles no son hombres de verdad, y esto se refiere a todos los aspectos, incluso dentro de la iglesia, en lo que dice respecto a los compromisos eclesiásticos. Hombre que no cumple lo que promete, aún que tenga la apariencia de hombre, no lo es de verdad; el simple hecho de usar pantalón y tener vello en la cara no garantiza ser un hombre; lo que realmente garantiza es ser fiel. Enfoquemos ahora en la promesa de Dios: “El hombre fiel recibirá muchas bendiciones”; en esta porción sagrada el Espíritu Santo nos estimula a ser fiel a Dios siendo fiel a nuestra pareja, a nuestra iglesia, a nuestros compromisos y a nuestro líderes espirituales, en la certeza de que Dios mismo nos dará muchas bendiciones. La palabra “muchas” tiene sentido amplio, significa que Dios nos dará bendiciones en la familia, la salud, las finanzas, lo espiritual, lo ministerial, y mucho más. 

2. Josué y Caleb fueron recompensados por su fidelidad 
De los doce espías enviados por Moisés a la tierra de Canaán, diez fueron infieles al regresar con una actitud pesimista y difamatoria, por eso Dios no los permitió entrar en la tierra prometida, sino que los hizo morir en el desierto. En cambio Josué y Caleb, que mantuvieron una actitud optimista y de total lealtad, Dios los premió dándoles la herencia que les había prometido, y además honrándolos con un gran liderazgo (Lea Jos. 14:7-14). 

3. A los fieles guarda Jehová  
La Palabra de Dios nos deja bien claro que la fidelidad está relacionada con el amor, la obediencia, y la humildad (Lea atentamente Sal. 31:23). Fíjese en el verbo “amar” en el modo imperativo (esto exige obediencia), luego la palabra “fieles” seguida de una hermosa promesa de Dios, y finalmente la palabra “soberbia” que es propia de los desleales, y contraria a la humildad. Cada creyente decide cómo quiere que Dios le pague. Si quiere ser guardado (es decir, protegido) por Dios, el secreto es ser fiel, pero los soberbios (es decir, los desleales), Dios les pagará con abundante juicio (Lea Stg. 4.6). 

4. Quien es fiel en lo poco Dios le concede mucho 
Ser fiel es una cuestión de conducta y también de fe. Esto equivale decir que quien no es fiel no tiene buena conducta y es incrédulo. Cualquier excusa para no dar los diezmos u ofrendas en la Obra de Dios, porque gana muy poco, será reprobada por Dios, pues el Señor pagará a cada uno conforme a sus obras, y multiplicará las bendiciones a los que le son fieles en lo poco (Lea atentamente Luc. 16:10; Mat. 25:21,23).  

5. Dios da autoridad a quien es fiel 
Muchos quieren ejercer autoridad sobre los demás, sin tomar en cuenta los requisitos que esta responsabilidad exige. Sólo el hecho de alguien desear ejercer autoridad sobre los demás ya es una gran locura, pues una persona que conoce verdaderamente lo que significa estar en autoridad jamás desea tal cosa. Para ejercer autoridad es necesario ser escogido y llamado por Dios para tal fin, pero es importante que tal persona tenga buenos antecedentes, como por ejemplo: ser un buen siervo, ser fiel, ser leal, ser constante, ser humilde, ser obediente y ser productivo (Luc. 19:17). Nótese que no es suficiente ser un siervo, sino un buen siervo; no es suficiente hablar de fidelidad, sino ser realmente fiel, para luego ser promovido y ejercer autoridad sobre diez ciudades. “Diez” habla de perfección decimal; “ciudades” habla de multitudes; “autoridad” habla de poder moral, legal y ético para dirigir a los demás. Sea fiel para que Cristo le promueva dándole autoridad sobre los demás. Dios jamás concede autoridad a quien no es fiel.

VII. LA INFIDELIDAD Y DESLEALTAD SON PRINCIPIOS MALIGNOS
Hemos hablado hasta ahora de fidelidad y lealtad como principios positivos para obtener la bendición de Dios, pero ahora hablaremos sobre infidelidad y deslealtad, con el fin de advertir a los creyentes sobre el peligro que estos pecados representan. 

1. El primer infiel fue Lucifer
La infidelidad es producto de alguna excusa, sumada a una conducta no transformada por Cristo, la cual se manifiesta a través del engaño, desprecio y rechazo hacia quienes merecen respeto, honra y apreciación. De acuerdo con Isaías 14:12-15 y 2ª Pedro 2:4 Lucifer y sus ángeles fueron los primeros infieles, de modo que hoy día todos aquellos miembros de iglesias que actúan del mismo modo son discípulos de Lucifer, y deben arrepentirse para no llevar la misma suerte (Luc. 13:3). 

2. Toda infidelidad procede del diablo 
La infidelidad se manifiesta de muchas maneras, una de ellas es en no cumplir lo que promete. Es actuar con doblez, que significa falsedad o engaño. Le recomendamos que lea Mateo 5:37 en la versión TLA, donde Jesús dijo claramente que toda infidelidad procede del diablo; por eso no está demás afirmar que todos aquellos que son infieles a sus líderes eclesiásticos, son discípulos de Lucifer. Es difícil de aceptar esta realidad, pero es la verdad y también un alerta para todos nosotros los hijos de Dios.

3. Dios compara a los infieles con una ramera 
Uno de los pecados que más provoca la ira de Dios y desata sus juicios es la infidelidad, porque tal pecado trae consigo la falsedad, engaño, malicia, astucia, burla, desprecio, rechazo y deshonra. Por eso el propio Dios maneja un lenguaje duro con los infieles, comparándolos con una prostituta. Así como hay prostitución física también hay espiritual y eclesiástica. A los ojos de Dios una mujer promiscua es algo repugnante y sin valor; por eso Él compara a los infieles (en lo  espiritual) con una mujer, que teniendo su esposo, lo deja a cambio de sus amantes (Compare Is. 1:21 con Prov. 7:10; 23:27; Jer. 3:3). Los miembros de iglesias y miembros del equipo pastoral deben entender que Dios abomina la infidelidad como algo asqueroso, sucio y repugnante. Seamos fieles a nuestros líderes y leales a la Obra donde Dios nos plantó.

4. Dios compara a los desleales con una mujer adúltera 
Una mujer adúltera es peor que una ramera (Lea Prov. 6:26 en la RV-1995). Así como hay adulterio físico, también hay espiritual. Dios exige que seamos fieles en todo, fieles a nuestro cónyuge, a nuestros líderes, a nuestra iglesia, y especialmente a Él. La persona que es infiel a su pastor es propensa a ser infiel también a su pareja, y ni Dios ni nadie tienen más confianza en ella. Es Dios mismo quien compara a los infieles con una mujer adúltera (Lea Jer. 3:20; 30:20; Ezeq. 23:43,44 use RV-1995). Todos nosotros en algún momento hemos caído en este pecado, por eso en vez de censurar a los demás debemos hoy mismo arrepentirnos y pedir perdón a Dios y a las personas a quienes les hemos fallado. 

5. La infidelidad está relacionada con la desobediencia 
Lea Isaías 48:8 para que entienda porqué Dios llama rebelde a los infieles. Es una palabra dura, pero es Dios mismo quien llama así, porque toda infidelidad está asociada con la desobediencia a la Palabra de Dios, y de acuerdo con los capítulos 26 de Levítico y 28 de Deuteronomio Dios no tolera la desobediencia. Dios reclama de nosotros fidelidad total, como requisito imprescindible para que seamos bendecidos. 

6. Quien es desleal rompe el pacto 
Dios es Dios de pactos, es decir, Dios que mantiene su Palabra firme, que cumple cabalmente sus compromisos y sus promesas (Deut. 7:9), por eso Dios espera de nosotros que seamos sus imitadores (Ef. 5:1). Nosotros hicimos un pacto el día que aceptamos a Cristo como nuestro Señor, el día de nuestra boda, el día que llevamos a nuestros hijos para ser presentados en el altar, el día que bajamos a las aguas bautismales, el día que fuimos consagrados para el santo ministerio, entre otros. Ahora Dios espera de nosotros fidelidad y lealtad absolutas en el cumplimiento del pacto. Quien rompe el pacto pierde la bendición de Dios (Mal. 2:14), porque tal actitud procede del diablo, según las palabras de Jesús en Mateo 5:37 TLA.

CONCLUSIÓN 
Entienda que Dios demanda fidelidad de aquellos que le sirven (1ª Cor. 4:1,2) los grandes personajes de la Biblia que lograron grandes liderazgos fueron hallados fieles delante de Dios. Ejemplo: Abraham (Neh. 9:7,8); Moisés (Núm. 12:7; Heb. 3:5); Caleb y Josué (Núm. 32:11,12; Jos. 14:8,9); Samuel (1 Sam. 2:35; 3:20); David (1 Sam. 22:14); Daniel (Dan. 6:4); Pablo (1 Tim. 1:12); Timoteo (1 Cor. 4:17) y otros.
Si queremos ser bendecidos por Dios y tener una vida de victoria, precisamos aprender a ser fieles a Dios, y demostrarlo, siéndole fieles a nuestros semejantes, especialmente a nuestros líderes, y totalmente leales a la iglesia donde Dios nos plantó. La fidelidad y lealtad son principios fundamentales para ser bendecido.

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