Doblemente suyos


Doblemente suyos. 
Un niño que construyó un hermoso barquito, pero jugando con él en el río, la corriente se lo llevó. Pocos días después lo vio en el escaparate de una tienda de juguetes, y entrando en ella, quería convencer al tendero de que se lo devolviese porque el lo había construído, pero el tendero le pidió un precio que el niño pagó después de unas semanas.
 Al tenerlo de nuevo entre sus manos, radiante de gozo, no cesaba de decir: 
«Barquito, eres doblemente mío, porque yo te construí y yo te compré de nuevo»). 

Tenemos una obligación para con Dios. Le pertenecemos a Él doblemente. Primero, somos suyos por la creación y segundo, somos suyos por la redención.

 ✅ Él nos hizo
Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Salmos 100:3 

✅ y Él nos compró.

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 Corintios 6:20 

Esto significa que somos doblemente suyos. 
Lo éramos antes, como criaturas suyas, pero lo somos doblemente después que Jesús murió y resucitó por nosotros 

El mismo autor de nuestros cuerpos y espíritus es quien nos hizo, y al propio tiempo nos redimió, comprándonos otra vez nada menos que con el precio de su sangre.

 Justo es lo que dice Pablo, que le amemos doblemente y le sirvamos en nuestro cuerpo y espíritu, pues ambas cosas son suyas por creación y por redención.

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