Noemí una mujer transformada por Dios

Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es esta Noemí? Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?
Rut 1:19‭-‬21‬
Hacia varios años que se había marchado de su pueblo. Ahora estaba volviendo, pero cuando entra, casi que no la conocen, no parecía aquella mujer que se había ido, tan fuerte, tan vigorosa, tan vital.
Vuelve fracasada, cansada, amargada, se había marchado con las manos llenas, regresa con las manos vacías. Emprendió el viaje con una familia bien constituida, vuelve sin ellos.
Las amigas del pueblo al verla corren hacia ella, se forma un revuelo, se acercan, la observan ¿Pero eres tu? ¿Que te ha pasado? ¿Tu esposo y tus hijos?  Lágrimas corren por sus mejillas. Ni fuerza tiene para hablar, con suave voz les dice: Ellos han quedado allá, fallecieron, sus amigas la quieren consolar pero ella tiene gran amargura.
Una muchacha joven la acompaña, había sido la mujer de su hijo
Se pueden imaginar a esta mujer que se cambia el nombre? Conocemos a través de la Biblia que el Señor  le cambió el nombre a Jacob,  pero no que alguien se lo cambiará por sí solo.  Les dijo no me llamen más Noemí (hermosa) ahora llámenme Mara (amarga) porque en gran aflicción me ha puesto el Todopoderoso.
Regresó con  las manos vacías, sin esposo, sin hijos, sin bienes. Te has sentido alguna vez así? A veces tomamos decisiones que no están en la voluntad de Dios y en lugar de acercarnos nos llevan en sentido contrario, deambulando sin propósito, sin sueños, sin sentido, A pesar de lo que estaban atravesando Dios tenía preparado un plan maravilloso y el tiempo iba a ser testigo que Dios estaba con ellas y que Él no las había desamparado.
Cuantas veces igual que esta mujer nos sentimos abatidos, sin fuerzas, pero Dios siempre tiene una salida para todas las adversidades que encontremos en el camino.
No imagino Noemí que toda esta amargura que estaba atravesando iba a ser pasajera, Dios tenia un plan de salvación y lo iba a cumplir a través del linaje de Rut (La nuera de Noemí)
La mano de Dios es la que supervisa todo y todas nuestras necesidades están satisfechas en El, lo más precioso es que Dios siempre va a cumplir su plan, tal cual lo tenía preparado para estas mujeres,  recuerda que así como a Noemí le llegó la noticia de que Dios había visitado a su pueblo para darles pan y ella se levantó con sus dos nueras para ir a Belén así también es momento de que tu te levantes para ir a Belén la casa del pan, es hora de que seas alimentado  con la verdadera comida y verdadera bebida, de que ese pan que es la Palabra de Dios alimente tu cuerpo, tu alma y tu espíritu y seas saciado. 

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